El pasado 11 de septiembre de 2025, la gran Familia Elisiana se unió con gratitud y alegría para conmemorar los 75 años de la Pascua de Madre Elisa de Jesús Jaramillo Botero, fundadora de la Congregación Siervas de la Madre de Dios. Fue una jornada marcada por la fe, el recuerdo agradecido y la certeza de que su legado espiritual sigue vivo y fecundo en cada obra, comunidad y corazón que se inspira en su ejemplo.
Las celebraciones se vivieron con especial intensidad en las distintas casas y obras apostólicas. Niños, jóvenes, familias, hermanas y comunidades parroquiales recordaron que Madre Elisa nos dejó un camino iluminado por cuatro grandes amores: la adoración a la Eucaristía, la devoción entrañable a la Virgen María, el amor y servicio a la Iglesia y a sus ministros, y la compasión hacia los más pobres y vulnerables. Estos pilares fueron el centro de cada eucaristía, procesión, encuentro y gesto de fraternidad realizado durante la semana.
En Palmira, Popayán, Cali, Santa Marta, Quito y muchas otras comunidades, se elevaron oraciones y se compartieron testimonios que recordaron la fuerza de sus últimas palabras: “Ofrezco a Dios mis dolores y rindo mi vida por la salvación de mis hijos y el progreso de la comunidad”. Hoy, como entonces, su espíritu impulsa a extender las ramas de la Congregación para dar sombra y amparo a los niños pobres y abandonados, a los jóvenes en búsqueda de sentido y a las familias que encuentran en la espiritualidad elisiana un refugio de esperanza.
Los más pequeños también tuvieron un lugar especial en esta conmemoración. En el CDI Mater Dei de Cali, los niños celebraron la Semana Elisiana Kids, aprendiendo de manera sencilla y alegre el mensaje de Madre Elisa. Con procesiones, rincones elisianos decorados con creatividad y visitas a Jesús Eucaristía, ellos expresaron su amor y gratitud por una mujer que, aunque partió hace 75 años, sigue siendo para ellos una madre cercana que los inspira a amar, servir y orar.
La emoción también se hizo presente en las comunidades educativas, como en la Unidad Educativa Pedro Luis Calero en Quito y en el Colegio Hogar Madre de Dios en Popayán, donde la Pascua de Madre Elisa fue ocasión para reflexionar sobre su ejemplo como educadora y madre espiritual. Se recordó que su vida fue un testimonio de entrega a los jóvenes, de servicio generoso y de amor incondicional por los niños, a quienes llamaba con ternura “pedacitos de su corazón”.
En cada rincón donde se celebró, la Pascua de Madre Elisa fue mucho más que un acto conmemorativo. Fue una oportunidad para renovar el compromiso de caminar en esperanza, construir comunidad y vivir la santidad en lo cotidiano, tal como ella lo soñó y enseñó con su vida.
Hoy, 75 años después de su partida a la Casa del Padre, Madre Elisa sigue siendo luz, ejemplo y guía. Su carisma continúa floreciendo en la misión de las Siervas de la Madre de Dios y en la vida de todos los que se sienten parte de la gran Familia Elisiana.














































